Guido Rodríguez: la esclerosis no frenó su pasión por diseñar

Guido Rodriguez atiende a una de sus clientas en su local ubicado en la Miguel Estrella y Honorato Vázquez. Foto Daniel Pachari
Guido Rodriguez atiende a una de sus clientas en su local ubicado en la Miguel Estrella y Honorato Vázquez. Foto Daniel Pachari

A un paso y con dificultad para moverse, pero con una gran creatividad y un amable tono de voz, es como Guido Rodríguez de 37 años atiende a sus clientes a quienes llama amigos en un pequeño taller de diseño gráfico ubicado en las calles Miguel Estrella y Honorato Vázquez, en el Centro Histórico de Cuenca.

Su pasión por el diseño gráfico comenzó hace 16 años cuando Rodríguez tenía 22 y estudiaba en el Instituto Sudamericano. Sus ganas de emprender hicieron que junto a la ayuda de sus padres establecieran un negocio de diseño que lo mantenía mientras dividía su tiempo entre el estudio y el trabajo.

Emprendimiento, estudios y enfermedades.

Con un tono de voz ilusionado, Guido cuenta que su negocio crecía poco a poco y estaba empeñado en sacarlo adelante. “Mi gusto por el diseño nació por la libertad que ofrece esta profesión”.

Sin embargo, un día de la nada apareció una enfermedad que cambiaría el rumbo de su vida.

En el 2010 tuvo los primeros síntomas de esclerosis múltiple, una enfermedad que en ese entonces desconocía que tenía. La primera señal fue cuando se dio cuenta que su mirada se distorsionó mientras conducía un vehículo en un camino montañoso hacia la casa de sus abuelos. Horas después se le durmió la pierna y al día siguiente se le paralizó todo el lado izquierdo de su cuerpo imposibilitando realizar cualquier actividad con su familia.

Tras este suceso le realizaron varios exámenes en diferentes hospitales, pero nadie dio con su diagnóstico. “Un doctor botó sus lentes y me dijo que le perdone, que no podía saber qué tenía”.

La enfermedad continuó durante varios meses y a Rodríguez se le dificultaba caminar y continuar sus estudios en la universidad. 

“Gracias a Dios tuve buenos amigos en la universidad que me ayudaron en el proceso, aunque también había unos cuantos que se burlaban de mi discapacidad y hacían mofa por cómo llegaba. Para mí fue un trauma bien feo que es difícil de superar”, comenta.

Diagnóstico

El problema se agravó cuando los síntomas empeoraron y la incertidumbre de no saber lo que tenía le afectaba en su vida diaria.

“La preocupación era grande porque tenía dificultad para caminar y no podía abrir mis manos; eso me afectaba en el trabajo y en el estudio”, relata.

Buscando respuestas acudió donde otro doctor quien le hizo resonancias magnéticas en toda la columna y por fin pudo diagnosticar su enfermedad: esclerosis múltiple.

“Agradezco al doctor Fernando Esteves, quien fue directo conmigo y me dijo las cosas claras sobre mi enfermedad”, cuenta Rodríguez con una voz entrecortada y los ojos llorosos, mientras menciona que acepta su condición y que lo importante es acoplarse.

La Esclerosis Múltiple es una enfermedad neurológica crónica que se genera en el sistema nervioso central y que afecta al cerebro y la médula espinal.

Dificultad en el trabajo

Tras el diagnóstico recibió tratamiento, terminó la universidad y siguió con su trabajo con varias dificultades debido al problema de movilidad que tiene en su cuerpo.

“La enfermedad dificulta mi trabajo porque los rollos para gigantografías son muy pesados ​​y no puedo cargarlos; tampoco puedo ir a buscar clientes porque se me dificulta la movilidad”, comenta un poco triste tras haberse demorado un largo tiempo en descontar un billete para un cliente que llegó a su local mientras se realizaba esta entrevista.

Pero Guido no se desmorona. Pese a que después de la pandemia las ventas bajaron, él confía en que sus amigos, los clientes, sigan acercándose a su local ubicado en las calles y le encarguen diseños para empresas, trabajos en gigantografías, adhesivos, stickers, dibujos y sublimados.

“Cubro todo lo que puede ser publicidad para exteriores, hago imprenta, gigantografías, regalos, sublimación en cerámica, etc.”.

Para Rodríguez, el diseño gráfico es esencial en su vida. Dice que esta profesión le apasiona porque puede crear y corregir cosas, y por eso ha invertido en maquinaria o equipos para que sus clientes encuentren en su taller toda clase de productos. “Yo estoy para servirles”.