¿Cuáles son las tareas pendientes para frenar la transmisión del coronavirus en Cuenca?

Por Jackeline Beltrán - Más pruebas, mejor detección de casos, aislamiento efectivo, reforzar el sistema de salud y fortalecer la comunicación son tareas pendientes

Xavier Caivinagua

Cuenca cumple 15 días con el semáforo amarillo y cada vez son más los sectores que reinician sus actividades. Sin embargo, la estrategia para evitar una alta propagación del coronavirus todavía tiene falencias.

Diferentes especialistas han expresado su preocupación en los últimos días por el aumento de casos mientras las medidas restrictivas en el país siguen flexibilizándose. A eso se suma la falta de datos abiertos que permitan hacer un seguimiento de la situación de la pandemia en la ciudad.

¿Cuál debe ser la prioridad en este momento de la pandemia?

La Organización Mundial de la Salud ha pedido a los países que, mientras llega una vacuna y los tratamientos para la COVID-19, concentren sus esfuerzos en ralentizar la transmisión y reducir la mortalidad asociada a la enfermedad.

Para cumplir con el primer objetivo, las principales medidas que han aplicado los países que han logrado frenar o detener la transmisión del coronavirus son la detección activa de casos, la atención y el aislamiento, la localización de contactos y la cuarentena.

En Ecuador esas son tareas pendientes. Andrea Gómez Ayora, epidemióloga y experta en Salud Pública, explica que la cuarentena era un periodo para ganar tiempo y para que el país mejore su respuesta a la pandemia, pero asegura que eso no ocurrió.

“Desde la teoría, desde lo que ha pasado, los casos van a ir en aumento. Si no aumento mi capacidad de testeo, que en Ecuador es de las peores del mundo; si no refuerzo el sistema de salud, el sistema de vigilancia; y no hago una campaña masiva de educación, las cosas no van a mejorar en el país y ya se está viendo”. Andrea Gómez Ayora- epidemióloga, salubrista y experta en Salud Pública.
 

Más testeo y una detección activa de casos

“Test, test, test” fue el mensaje que Tedros Adhanom Ghebreyesus, director de la OMS, dio a los países en marzo del 2020. Algo que en la práctica se ha vuelto difícil para la mayoría de los gobiernos.

Las únicas pruebas que garantizan un diagnóstico seguro son las PCR, pero son las que menos se hacen. Para cambiar el color del semáforo de rojo a amarillo, el Municipio de Cuenca inició un testeo masivo, pero con pruebas rápidas.

El uso de pruebas rápidas está permitido, pero si una persona da positivo en una de estas, debe practicarse una PCR para reconfirmar.


Como el testeo masivo tiene limitaciones, la OMS sugiere alcanzar una tasa de positividad, este indicador es muy importante, porque permite saber si se está detectando adecuadamente a los portadores del virus.

La tasa de positividad debe ser menor al 10%. En Cuenca alcanza el 21%. “Eso quiere decir que no se están haciendo los suficientes tests y es muy importante saber en dónde están los casos para ir a la causa”, explica Gómez.

Ahí está el segundo problema. El único referente que hay en Ecuador para saber en dónde se localizan los casos es una base de datos  del Ministerio de Salud, pero que no se actualiza frecuentemente. La página se actualizó este lunes 8 de junio, antes de eso la última publicación fue el 29 de mayo.

A falta de suficientes pruebas, la detección de los casos y el aislamiento tampoco son efectivos. En Cuenca, el aislamiento concluyó cuando decidió pasar al color amarillo, pero esta medida todavía es necesaria para evitar un rebrote.

Javier Ochoa, médico infectólogo, lo explica así: cuando el Municipio de Cuenca aplicó las pruebas a 1.200 comerciantes del mercado El Arenal, 134 dieron positivo, pero esas personas llegaron a la toma de las muestras sintiéndose sanas. Eso ocurre porque apenas el 20% de los portadores del virus presenta síntomas.

En cuanto se conocieron los resultados, los comerciantes fueron aislados y el Ministerio de Salud estableció el cerco epidemiológico en torno a ellos. Eso no hubiese ocurrido si no se habría aplicado el testeo masivo.

En este gráfico se puede ver el número de resultados diarios que el Gobierno informa. El 6 de junio solo se dieron a conocer 844 resultados nuevos. Fuente @angiegomeza

Una campaña masiva de educación

La comunicación es fundamental en el manejo de la pandemia. La epidemióloga Andrea Gómez explica que en una situación así es necesario tener a un solo vocero especializado en el área. En Ecuador eso no ocurrió. Tampoco hay una campaña masiva efectiva para educar a la población.

En Cuenca, el Consejo Cantonal de Salud está a cargo de la promoción y prevención de la salud, encaminada al COVID-19, asegura su directora, Miriam Silva.  “Llegamos a los mercados, empresas públicas, privadas, con charlas, cuando se iniciaba la pandemia”, detalla.

Poco antes del cambio de semáforo amarillo, el gobierno local inició la campaña Cuenca Unida contra el coronavirus, que tiene dos frentes: mensajes en redes sociales, medios de comunicación y trabajo presencial en los mercados. Además, han dado capacitaciones a los dirigentes de las parroquias y los barrios de forma virtual.

Por parte del Ministerio de Salud, al que  le compete directamente esta estrategia, no existe una campaña masiva. Según el coordinador zonal de la Cartera de Estado, Julio Molina, están trabajando en un paquete de educomunicación para informar a la población sobre la importancia del cuidado cuando la ciudad está en semáforo amarillo.

El mensaje que emiten las autoridades está centrado en las tres claves para reducir el riesgo de contagio: correcto uso de la mascarilla, lavado de manos y distanciamiento físico. Hay otros mensajes que también son importantes, según las recomendaciones de la OMS y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), de Estados Unidos: la gente también debe entender el funcionamiento del virus (cómo se propaga, cómo afecta), conocer sobre los efectos de los medicamentos y tratamientos, entre otros aspectos.

En ese contexto, los especialistas y las autoridades apelan a la corresponsabilidad ciudadana.

Reforzar el sistema de salud

La pandemia llegó a Ecuador con un sistema público de salud debilitado. El Gobierno ofreció contratar más médicos para enfrentar la emergencia sanitaria, aunque también redujo personal.

Cuando se habla del refuerzo del sistema de salud para enfrentar la pandemia, el discurso de las autoridades se concentra en la ampliación de las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI), que son los espacios a donde llegan los pacientes con cuadros más graves.

Pero el tratamiento de la COVID-19 requiere otros esfuerzos: médicos especialistas en diferentes áreas, auxiliares, insumos especiales, equipos de protección especial, por ejemplo.

Además, el fortalecimiento del sistema de salud no debe estar enfocado únicamente en el virus.  De acuerdo con datos del ECU-911 Austro, entre marzo y mayo de este año, el incremento en emergencias sanitarias es de un 96%, en comparación con el mismo periodo del 2019. La COVID-19 representa del 2 al 4% de las atenciones diarias en el Sistema Integrado de Seguridad.

En los últimos días “ha habido una sobredemanda en patologías no covid”, aseguró el viernes anterior Julio Molina, coordinador zonal de Salud. Eso se debe a que se han retomado las atenciones médicas que estaban pendientes. También a que el movimiento de la ciudad genera una demanda de otras atenciones, como los accidentes de tránsito, que durante la cuarentena disminuyeron en un 53%, pero ahora vuelven a ocurrir con mayor frecuencia.

Según un reporte de la Coordinación Zonal de Salud, con fecha 7 de junio, en el Hospital Regional Vicente Corral Moscoso la ocupación de camas en el área no COVID llega al 90%. Mientras que en el espacio para pacientes con COVID-19 es del 47%, pero las 23 camas de las Unidades de Cuidados Intensivos están ocupadas.

En el Hospital José Carrasco Arteaga, del Seguro Social, el área COVID-19 está ocupada en un 53%. Las UCI están ocupadas en un 85%.