Los candidatos presidenciales

Análisis político Marco Salamea Córdova

OPINIÓN|

El proceso para las elecciones presidenciales de 2021 inicia con un récord en la historia política del país, pues son 17 los candidatos inscritos; un número excesivo si consideramos que actualmente en Ecuador más del 90 % de personas manifiestan no tener confianza en los políticos; y, por lo tanto, un  número que sólo se explicaría por el hecho de que, en general, la política no se basa en la lucha por grandes principios ideológicos o por objetivos de servicio, sino principalmente en la búsqueda de las canonjías del poder, las ambiciones personales, la figuración, etc.

Si la política electoral se inspirará en tendencias ideológicas, el número de candidaturas debería reflejar justamente esas tendencias, a saber: derecha, centro e izquierda; o, quizás con algunos matices entre esas tendencias, no debería haber más de 5 candidatos.

En todo caso, de esos 17 candidatos, son precisamente aquellos que de alguna forma representan a tres grandes tendencias ideológicas las que, en este momento, asoman como las más posicionadas para lograr el mayor apoyo electoral de la población.

Así, el candidato de CREO Guillermo Lasso aparece como el candidato más fuerte de la derecha, pues reivindica un modelo económico y social basado en un mercado libre, antes que en un mercado regulado por el Estado; un modelo que conceptualmente se denomina como neoliberalismo. Un candidato que electoralmente se vería fortalecido por el apoyo de un partido tradicional de la derecha, como es el PSC, y la renuncia a sus precandidaturas presidenciales de Otto Zonnenholzner y Alvaro Noboa.

Luego, el candidato del correísmo Andrés Arauz que defiende un modelo económico y social basado en una mayor regulación del mercado por el Estado, lo que conceptualmente puede calificarse como neokeynesianismo. Su candidatura tendría como fortaleza electoral la importante votación cautiva que aún mantiene el correísmo.

Finalmente, el candidato de Pachakutik Yaku Pérez, que representaría una tendencia de centroizquierda, que defendería igualmente un papel activo del Estado, pero también de la sociedad (especialmente de la organización comunitaria) en la gestión económica y social. Su candidatura puede crecer y presentarse como una alternativa ante las dos primeras opciones. (O)