“El que no vota, no come”

Gerardo Maldonado Zeas

El condenado a prisión Rafael Correa, es un asalariado de Maduro; fue a Venezuela con los gastos pagados llevando a su cortejo de fugados de Ecuador, como dizque “veedor particular internacional” de las elecciones parlamentarias del domingo pasado, consideradas las más fraudulentas de la historia. Sus declaraciones dejaron ver un esbirrismo sin precedentes, saludando las virtudes de un supuesto pueblo “soberano” y alabando al dictador Maduro por haber logrado que los venezolanos acudan a votar masivamente y con “alegría”, cuando los reportes serios indicaron un ausentismo del 70 %, aun con la amenaza del innombrable Diosdado Cabello al sentenciar: “el que no vota, no come”.

Fueron “electos” en esta burla a la democracia, la esposa de Maduro, Cilia Flores, su hijo Nicolasito, y un grupo de chavistas disfrazados con nombres de partidos  raros, haciendo creer que son “independientes”, para completar el 67 % de las curules, porcentaje calculado desde mucho antes, suficientes para decir que la mayoría en el Parlamento es producto de un proceso limpio, mientras la gran masa de venezolanos viven en la miseria más cruenta, con la única aspiración de salir lo más pronto posible a pie del territorio, para sobrevivir en otros países.

Cuando las dictaduras se perennizan, el ansia de poder es incalculable, y se vuelve geométrica la tragedia de los pueblos. Los esfuerzos de la comunidad internacional para persuadir a Maduro a que entregue el poder en paz, han resultado hasta hoy insuficientes. Correa invocó a la soberanía como lo más importante en Venezuela, sin reparar que la esencia de un Estado soberano en el Derecho Internacional, es el reconocimiento de los países del mundo, lo cual no existe desde hace muchos años para el país llanero, salvo la de los compinches gobiernos de Rusia, China, Irán, Cuba, la Argentina de los Fernández y unos pocos desorientados más. La mejor forma de evitar estos desastres, es cortar por la sano desde el principio a quienes buscan el poder y son seguidores de este modelo catastrófico. Quedamos avisados. (O)