¿La reactivación o qué?

Alberto Ordóñez Ortiz

La reactivación económica se viene porque se viene. No hay quien pueda detenerla. Ni el Señor del Gran Poder, ni siquiera la jefa de los repartos que todo lo puede: hasta hacer del Abdalá candidato a asambleísta; permitiendo así que hombres de esa impecable honestidad, impoluta, transparente: se pueden ver sus bolsillos repletos, sean los que fiscalicen al gobierno y en especial todo lo que atañe a la venta de mascarillas e insumos médicos a los hospitales públicos. Y se viene, como se vinieron las millonarias coimas que la multinacional “Vitol”, habría pagado a funcionarios públicos de Petroecuador, para merecer sus generosos favores; cuyo fenomenal enredo –hay offshores y de todo mismo- fue desenredado por la justicia estadounidense, la que asume que los gobiernos de Correa y de Moreno estarían implicados. Bien por la reactivación de las offshores.

Y ahora qué dirá el Ministro de petróleos que llegó con hambre atrasada “por servir a la Patria”, y de entrada inventó el sistema de bandas con que nos sube día a día el precio de la gasolina. ¿Sistema de bandas?, sí, pero de las bandas de los amigos de lo ajeno, y más amigos de los dineros públicos. Entre tanto, él seguirá como si nada, con su cara de yo no fui, haciendo de las suyas entre banda y banda.

Si no se ha incrementado el salario unificado, es porque el dólar se ha revaluado como nunca jamás, gracias al cruel patatús del producto interno bruto que, para qué también está bien bruto, calidad ésta que, no es, por supuesto, cosa del equipo económico del gobierno, sino de la naturaleza intrínseca del PIB que, como su nombre lo indica, es bruta. Si, bien bruta. La marcha triunfal de la reactivación económica es un hecho; pero, un por si las moscas, quité el número que pensó y que el señor Ministro no dejé de pensar en el número que tiene que quitar. (O)