Camisa de once varas

Alberto Ordóñez Ortiz

Las pecaminosas veleidades de la política de Arauz y sus desbocados compinches, -desbocados por los dineros públicos, claro está- se han constituido en una mañosa conspiración que no se anda por las ramas y actúa a plena luz del día, como si todos fuésemos una tarea de cándidos, porque sus dirigentes saben que la generalizada ineptitud de la mayoría de electores es terreno fértil para que la demagogia haga de las suyas y que, su negra enredadera prenda y se extienda a lo largo y ancho de la Patria. No de otra manera se explica que la gran mayoría se “trague” las groseras ruedas de molino propiciadas por el cinismo audaz, purulento y crónico de quienes las sustentan. Así están las cosas. Esa es la boca del abismo que amenaza y atrae –en una suerte de macabra dicotomía- al electorado ecuatoriano.

En un escenario así, no puede faltar el monstruo del populismo, que como todos sabemos, corre paralelo a la decadencia de los pueblos. De allí que la “generosa” e inejecutable oferta del correato de mil dólares a cambio del voto, surtió plenos efectos y, no solo eso, sino que según prestantes politólogos, sin esa propuesta Arauz habría quedado fuera de toda opción para la segunda vuelta.

En medio de la estridente batalla, nuestra Fiscal General dispone al momento de información comprometedora sobre aportes del ELN. a favor del candidato correísta. El hecho se torna dramático si además se considera que el Tribunal Contencioso Electoral está facultado para “sancionar -desde multa hasta descalificación- por incumplimiento de las normas sobre financiamiento…” (numeral 2 del Art. 221 de la Constitución) Cierto que el tema no es estrictamente jurídico, porque puede –ha ocurrido- devenir en político. Entonces Arauz podría estar metido en camisa de once varas. Su descalificación podría perfilarse. Habrá que esperar. (O)