Guayaloa

Aurelio Maldonado Aguilar

El día del amor y la amistad, otro artificio del márquetin de negocios de variado jaez, moviliza importantes cantidades de dinero en compras de: flores, recuerdos, conmemoraciones, invitaciones, salones, moteles, etc y aporta con momentos de sutil amor de parejas y estimación de amigos y más, que sienten la necesidad de sacar un sentimiento a flote y que mejor que una fecha establecida que se los recuerde. La marcha nupcial es frecuente en este día y las parejas se rinden de amor a sus plantas, ofreciéndose vivir juntas y respetarse mientras dure su existir. Es el caso de la alcaldesa de Guayaquil, fastuosamente vestida de encajes blancos con grandes escotes que posibilitan ver mucho de su anatomía, cuya piel, desde tiempo atrás, tiene tatuajes, cosa frecuente hoy y que me parece absurda al atentar contra lo único que es nuestro y no factible de cambio, cual es el irrepetible cuerpo. La marcha nupcial resuena en todo lo alto y la recepción, en imágenes filtradas, se observa fastuosa y elaborada. Mientras esto sucede y se da rienda suelta al dispendio y la elegancia, de un paso peatonal son colgados dos cadáveres al puro estilo Sinaloa, víctimas visibles e inequívocas del terrorífico momento que pasa Guayaquil y el Ecuador mismo, tomado por mafias, pandillas y cárteles narco delincuenciales, que van convirtiendo la alegre ciudad en un sitio que aterra. Gayaloa, deberemos cambiar el nombre a la bella perla del pacífico, tomada por la droga en sus cientos de facetas, en honor a Sinaloa, cuna y escuela de todas estas aberrantes conductas delictivas. Suena la marcha nupcial rítmica y coqueta, mientras que en barrios ya conocidos los sicarios diariamente matan a mansalva. Suena la música nupcial mientras en el puerto se preparan camufladas y aleves, toneladas de droga que parten libres con buen viento, rumbo a otros continentes. Suena la tramoya nupcial y la alcaldesa clausura planteles escolares que empezaron sus clases presenciales supeditadas al parecer de los padres. Guayaquil vuelve, poco a poco en forma sensible en manos de la feliz casamentera a ser la otrora cloaca pestilente e irrespetuosa de la turba bucaramista. Novia inteligente y bonita, que al lado de Nebot y su partido, por poco gana la presidencia, la siento disminuida y su facies y actitudes no comulgan con un personaje que pudo haber llegado muy lejos. Sus formas de presentarse y actuar ahora, algunas ocasiones claramente desgreñada y desencajada, da para sospechar cosas que no quiero ni pensarlas. (O)