Llegó para quedarse

Mario Jaramillo Paredes

1-Dos cadáveres colgados en un paso peatonal en el cantón Durán, constituyeron la notica trágica de inicios de esta semana. Las informaciones oficiales hablan de una relación entre este crimen y el decomiso de un fuerte cargamento de drogas en el puerto de Guayaquil.

2-Relacionar ésta con imágenes recientes de hechos similares en México, resulta inevitable, así como hablar de la relación entre mafias criollas y los capos mexicanos. Pero con toda su truculencia, solamente es un hecho más y una noticia de las tantas que diariamente nos traen los medios de comunicación sobre crímenes.

3- La delincuencia constituye por hoy la principal preocupación de los ecuatorianos junto con la falta de empleo. Afecta a pobres y ricos.

4-La vieja explicación de qué hay violencia porque hay pobreza, no es suficiente para entender los niveles del crimen en el país. Es verdad que los sicarios son reclutados entre jóvenes pobres y sin trabajo. Pero los capos tienen fortunas inimaginables. El afán de riqueza crea en este caso, delincuencia.

5-La explicación en el sentido de que, en ciudades como Guayaquil o Durán, buena parte de esa violencia se origina en ajustes de cuentas y en la guerra de bandas por el control del narcotráfico, luce más sólida.

6- Hay también un consenso bastante amplio en el sentido de que la expulsión de la Base de Manta facilitó un crecimiento gigantesco del tráfico de drogas. Casi nadie hoy se traga el cuento de que fue un acto de soberanía.

7-El avance de la violencia se ve alimentado por una arquitectura legal deficiente y algunos jueces que protegen a los delincuentes, en vez de castigarlos.

8- La delincuencia y su rostro violento no desaparecerá por más que se haga. Puede bajar de nivel – que es lo razonablemente deseable- pero el mal ya está hecho. Un cúmulo de decisiones en la década pasada, posibilitaron el triunfo de la violencia que- al igual que el COVID- llegó para quedarse por muchos años. (O)