La creatividad es un atributo inherente tanto a hombres como a mujeres, trascendiendo barreras de género, credo, raza o nacionalidad. Esta cualidad humana, fuente de innovación, ha sido un pilar en la evolución de nuestras sociedades, configurando el mundo que conocemos hoy. A pesar de ello, las estadísticas revelan un desequilibrio en el uso del sistema de propiedad intelectual (PI), favoreciendo a los hombres y privando a la sociedad de un potencial innovador invaluable. Aunque la presencia de mujeres inventoras ha aumentado en la última década, el progreso hacia una representación equitativa en la innovación y el uso de la PI avanza a paso lento, manteniendo persistentes desigualdades. Si continuamos con este ritmo, se estima que la paridad no se alcanzará sino hasta 2053. Es evidente que se requiere un cambio. Podemos marcar la diferencia fomentando la inclusión de mujeres en carreras STEM y promoviendo su participación activa en la ciencia. Es momento de impulsar acciones concretas para aprovechar al máximo el potencial creativo de todos los individuos, sin importar su género, y así construir un futuro más justo e innovador para todos. (O)
